En poco se parecen a octubre estas mañanas, mas son mañanas frágiles y saben a corteza de humo campesino, a convicción rural, a incertidumbre en rama y de esta voz de liquen han caído estas hifas sin valor ni sustancia.

-Aurelio González Ovies-

sábado, 8 de octubre de 2011

El infinito es también un pecado


AURELIO GONZÁLEZ OVIES
El infinito es también un pecado y un castigo y virtud de pureza. Y no duerme entre frutas como los dioses. El infinito está sobre todas las cosas. Y en las pinturas púrpura de Pompeya y en los gatos que comen el invierno y en la lentitud inasequible de las funerarias. El infinito es menos que nosotros y no posee cuerpo ni alma ni tristeza ni anillos ni mirada. El infinito vuela en escobas de palo. Y existe desde el origen como los cuentos.

El infinito tiene mitad por todas partes y vive de colores y formas infinitas. El infinito es hombre y mujer y caballo y festón y componente rítmico de los jilgueros. Pero por todas partes el infinito es sombra.Y no puede expresar sus sentimientos ni estar bajo esas noches que merecen la vida. Ni mirarse en la paz del agua de la mar del cantábrico en calma. Ni pasar por los puentes dorados del verano. Ni subirse a los trenes. Ni plantar un otoño.

Ni sufrir tan siquiera.
El infinito es menos que algún pájaro azul. Y habita en las espinas de los barcos que han muerto y en las casas cerradas para siempre. El infinito huele como los libros viejos. Y alumbra todavía con carburo. Y quisiera tocar las cuentas de un rosario.